lunes, 6 de enero de 2014

Los padres son los Reyes Magos

La magia de los Reyes Magos se acercaba en el calendario cuando de pronto estalló la temida bomba que todos tememos: Los padres son los Reyes. Mi hijo mayor me lo soltaba a quemarropa tan sorprendente como inesperado. La identidad secreta de los soberanos de Oriente quedaba al descubierto, mi faceta de repartidor de ilusiones desmontada. Llegado a este punto tocaba activar el plan de emergencia, ¿reconocer la realidad?, jamás!!
El espíritu de la Navidad se gana con ilusión, pero también con decisión. Al final acabará por imponerse la realidad sin alma que desnuda poco a poco el encanto de la infancia. Ese proceso reducirá la Navidad a un maratón consumista aderezado por comilonas infinitas y villancicos acartonados. ¿Es eso lo que queremos para nuestros niños?, no a los 7 años. Había que neutralizar la amenaza con toda contundencia que fuera posible. ¿Cómo que los reyes somos los padres, me has visto con pinta de rey del desierto con barbas hasta el ombligo?.

Como suele ser habitual, la crisis de fe llegó con una niña mayor que conocía la realidad y tenía que propagarla para hacerse la interesante, la típica tentación de popularidad en la etapa preadolescente.
"Me ha contado la hermana mayor de Jon que los Reyes no existen y que son los padres. Y que tampoco existe el Ratoncito Pérez".
En ese momento os recomiendo sangre fría y muchas voluntad para salir del callejón de las dudas infantiles.
-"¿Ah, sí? y cómo llegan los regalos en mitad de la noche?", pregunté.
-"Los has traído tú", contesta racionalmente.
Contraataco desde el sentido común. ¿No es una escena absurda llegar a hurtadillas a tu propia casa en mitad de la noche con regalos?:
-"Claro, no tengo otra cosa qué hacer"
Y remato: "Y que pasa con la bandeja de queso que le dejamos al ratoncito y que estaba vacía".
Mi hijo seguía sin dejar su brazo a torcer.
-"Te lo has comido tú".
Nueva dosis de realismo bien empleada:
-"Seguro, me voy a colar para comer sin hambre el queso a escondidas para que no me descubras".
Y ya remato con un ataque frontal a la delatora de los Reyes Magos:
-¿Sabes lo que pasa?, que a la hermana de tu amigo no le traen regalos porque no cree en los reyes". Mensaje más que subliminal: NO LE TRAEN REGALOS.
Bueno, no sé si llegué a ser realmente convincente, pero creo que superé la primera amenaza real.
Salvamos los muebles y hoy quedan pocas horas para que vuelva a revivir la magia real.
Dios salve al rey!. Disfrutar los Reyes y ser buenos!