jueves, 23 de octubre de 2014

No le regales una camiseta de Messi

Espero que los lectores del Barcelona lo entiendan o por lo menos no me pongan verde (tampoco es para tanto) pero el otro día mi cuñada le regaló a mi hijo una camiseta de Messi y me sentó como un cuerno. Bueno, en realidad fueron dos, también la suya de Argentina a la que sumó otra tercera de Neymar de Brasil. Ya sólo faltaba la de Cristiano para completar el póker. "Son sólo unas camisetas", me dijo ella, que como no le gusta el fútbol alcanza a ver únicamente telas de colores y letras.

domingo, 19 de octubre de 2014

¿Cómo se liga más, con perro o con bebé?

No es que esté en crisis matrimonial ni busque aventuras de faldas, pero reconozcámoslo, la discusión es un eterno debate sin un claro veredicto, ¿cómo se liga más, con un perro o con un bebé?. Cada uno tendrá su opinión y sus propias experiencias personales y si alguien puede rivalizar en atractivo con un bebé es el mejor amigo del hombre, el inseparable compañero canino. Os cuento mi experiencia.
La última vez que tuve un perro fue hace más de 15 años, era un Schnauzer mini, era de la familia y yo no era su dueño. Sé que la pertenencia de un perro une mucho y que los propietarios están tan apegados a sus animales que de la complicidad de unos y otros surge una comunidad casi instantánea.
Bueno los dueños de perros lo sabéis mejor que nadie. Yo apenas pude descubrirlo porque no era el cuidador y los paseos con Ralf (así se llamaba) fueron contados y a deshora con poca gente en la calle. Pero hay hasta estudios que aseguran que se liga más. La verdad es que hay estudios para todo….
Yo mismo podría probar esa teoría ahora mismo desde el otro lado de la correa, los sin perro. No vayáis a pensar mal. mi hijo pequeño es un loco de estos animales, cada vez que ve uno, grita, "perro, perro" y les sigue para tocarlos. Algunos tienen dueña y yo hablo con ellas, lo justo para preguntar por el nombre del animal y si es seguro tocarle. No sé si este acercamiento contabiliza como ligue, pero casi todos los días ocurre. Es inevitable, los perros y las motos le vuelven loco y me arrastra hacia ellos.

Bueno, ahora voy a lo que conozco mejor, el mundo del bebé. Pués no he encontrado muchas referencias en Google sobre el asunto. Tal vez usar un niño para ligar es un tema tabú, qué sé yo. Yo por mi experiencia os puedo decir que un bebé es como un imán para todo tipo de personas, especialmente las mujeres. Les despierta el espíritu de la maternidad y el reclamo parece irresistible.
Sólo he vivido algo parecido en unos carnavales en Venecia con uno de los disfraces más cutres que he usado. De bombero-torero de color naranja butano. La puesta en escena cuidada, eso sí, incluía hasta una media en el paquete cual matador real y una cuadrilla con otros dos amigos tan matados como yo. Y no paraban de venirnos mujeres, en vano porque en el grupo estaba mi mujer que ya esperaba nuestro primer hijo. Pero si estáis libres….probar a ir de torero cutre en Venecia.
Bueno, volviendo al tema bebé, las mujeres se acercan hechizadas. Es su sonrisa, su mirada traviesa, su idioma infantil impredecible, sus salidas sorprendentes. Qué os voy a contar, un bebé tiene un carisma irresistible. Y aquí llega la diferencia sustancial. El niño es tan angelical que te eclipsa totalmente.
En Venecia el cutre-disfraz me daba algo indescifrable, por alguna razón me hacía parecer sexy. No me preguntéis por qué, es todo un misterio para mí. Aquí el pequeño es el gran protagonista. Además, a lo mejor me equivoco, pero el espíritu de maternidad que puede provocar un bebé no casa con la líbido sexual, aunque tal vez si te llamas Olvido Hormigos….
Bueno, a parte de que utilizar a un bebé para ligar es algo cuestionable es también ineficaz. Así que si necesitáis una ayuda, recurrir al perro.
Y a vosotros, ¿alguna vez os ha funcionado alguno de los dos métodos?

jueves, 18 de septiembre de 2014

¿Adaptación escolar o profesores inadaptados?

Acabado las vacaciones de verano la segunda semana de septiembre arrancaba a medio gas, paralizada; estábamos de adaptación, adaptación escolar. En las oficinas los teléfonos sonaban y sonaban sin que hubiera nadie para descolgarlos; los emails no se contestaban; los transportes no funcionaban a penas; las calles apestaban por contenedores de basura a rebosar; los  cirujanos operaban únicamente media hora al día; los bomberos no salían a apagar fuegos;  colas enteras se agolpaban frente a los comercios debido a su corto periodo de apertura. El mundo se paraba, el mundo estaba en adaptación.

Lógicamente hay vida después del verano porque la sociedad no puede parar. El mundo se adapta a la vuelta laboral menos el sector educativo infantil, que se encierra en su mundo. Nadie duda de que la vuelta al trabajo cuesta, como la vuelta a las aulas, aunque más duro es continuar en el paro o no tener para comer o perder un ser querido, y tantas cosas más....  En la calle los efectos de septiembre se aprecian claramente en una caraja colectiva, una empanada general. 

Y claro, los bebés y niños no son ajenos a este carajal. Los especialistas denominan este cuadro como síndrome postvacacional. No tiene mayores consecuencias, aguantamos el tirón y la realidad acaba por imponerse, nuestros hábitos laborales vuelven y nuestro cuerpo se repone de los horarios sin vacaciones.





También los niños, que por cierto son las personas más adaptables del mundo. Sí, lo viven todo con tanta intensidad que se hacen notar, su malestar explota, gritan, lloran, se tiran. Muchos declaran la guerra al cole, sobretodo si este es nuevo y les transmite una sensación extraña. Nada que un padre no vea a diario, la clásica rabieta.


No hay problema, son los contestatarios más firmes que te puedas encontrar.... siempre que se acuerden de lo que protestaban. Basta la táctica del despiste, '¡mira una moto/muñeca', para que la rebeldía se olvide. Y a otra cosa, ya han metido su turboadaptación.


El adulto no va a montar ese pollo, lo lleva con resignación, en silencio, con una congoja invisible, como las hemorroides. Por eso nos dura más aunque se nos note menos.

Se nota, ¿no? Pienso que la adaptación es ante todo un timo inventado por los profesores para librarse de unas semanas difíciles. Y creo que este proceso nos priva de un servicio público en condiciones. Una adaptación a la francesa (una semana de duración) tiene un sentido. La adaptación española o vasca es un mamoneo. Y lo más gracioso, es que a los niños les alargan la adaptación tres semanas. Pero ojo, que lo hacen por ellos.

martes, 12 de agosto de 2014

Luces y sombras del primer chiringuito de España

Los chiringuitos son uno de los símbolos del verano español y protagonizan la estampa cotidiana de la cervecera playera de tapas y pescaditos, aunque su origen se remonta a un pasado más antiguo y distinguido en el paseo de Sitges, donde se halla el primero de todos. Es lo que tiene ser padre de niños pequeños condicionado a los imprevistos infantiles, que de pronto y sin quererlo te conviertes en un explorador.

Así ocurrió en julio cuando nos topamos con el chiringuito original en el paseo costero de Sitges. Nada hacía presagiar que nos encontrábamos ante un trozo de la historia gastronómica porque el local se empeñaba en enterrar su pasado con carteles de comida playera para guiris encabezados por la omnipresente paella. 

Además, su aspecto desangelado, sin un alma en un atestado viernes de finales de julio, le hacían especialmente sospechoso. Me acuerdo que pensé, acaso sirven aquí salmonelosis o algo peor. Por lo demás, el servicio tampoco ayudaba, ni simpático ni desagradable, demasiado indiferente.

Y es lo que tiene ser padre de niños pequeños, que a veces pesa más la comodidad que la prudencia. Con las expectativas congeladas en plenas temperaturas veraniegas decidimos darle el beneficio de la duda para que los niños correteasen en la terraza libres sin crear daños colaterales y porque la falta de cola era tentadora.

Así que dando paseos con el carrito del bebé, tarea inevitable para cualquier padre a estas edades, descubrí que no estábamos en un chiringuito si no en EL chiringuito. Este local se fundó en 1913 como un merendero marítimo, alternativa económica al cercano Pabellón del Mar, que era frecuentado por ricos indianos. 

Precisamente, los propios indianos importaron el término chiringuito de Cuba, expresión que popularizaron los trabajadores de las plantaciones de azúcar. Aquellos esforzados jornaleros aprovechaban los descansos para preparar café a través de en una media fina con la que se filtraba el líquido de los posos. El chorrito que brotaba se llamaba chiringo, que pasó a convertirse en un término genérico de café.

Y así, descubriendo la historia improvisadamente me adentré en el interior del local y descubrí una pequeña galería con imágenes de hace ya un siglo imposibles hoy en día, de veraneantes en chaqueta y corbata con trajes muy oscuros y bigotones. Todo un viaje al pasado.

También descubres que el chiringuito ha evolucionado en una especie de museo del escritor César González Ruano, su más ilustre cliente, del que se dice que recuperó el término chiringuito en la posguerra española. El local conserva intacta el escritorio desde el que Ruano redactaba sus columnas semanales a La Vanguardia. El homenaje se extiende a la fachada donde luce un mosaico que la ciudad le dedicó en 1949 en el que se le cita como padre intelectual del chiringuismo.




González Ruano pasaba por allí cuando los propietarios se preparaban para recuperar el local original, bautizado como el Kiosket, tras los destrozos de un temporal. Entonces el escritor recomendó el viejo nombre colonial Chiringuito para la nueva construcción. 

Afortunada o desafortunadamente, nuestro paso fugaz por Sitges coincidió con la todavía presencia del mosaico. En marzo la escritora Rosa Sala Rose desmonta el prestigio del literato en su obra El marqués y la esvástica, donde descubre que cobró de Goebbels para difundir la propaganda nazi antisemita. Peor aun, hay sospechas de que se aprovechó de la necesidad de los judíos para estafarles con salvoconductos falsos.  


Propaganda nazi

El Ayuntamiento ha reaccionado y en julio retiró al escritor madrileño todos los honores, incluyendo el desmontaje próximo de la placa de la fachada. Su imagen de señorito pícaro, de dandy de mala vida entregado al tabaco y al alcohol, su relación con el exiliado rey Alfonso XIII, le sirvió a González Ruano para labrarse una coartada de falso marqués y vivir como tal de corresponsal en Roma o Berlín durante la Segunda Guerra Mundial

Perseguido por la Gestapo, por corrupto, y condenado a 20 años por el Gobierno francés por colaboracionista con los nazi, su activismo desconocido ha sido demasiado y el autor también ha sido descabalgado del premio que durante los últimos 38 años distinguía a los mejores periodistas españoles.

Tal vez los actuales propietarios del chiringuito, descendientes directos del capitán Calafell, fundador del local, se mantengan muy alejados de la actualidad porque González Ruano sigue siendo su icono. Tal vez esa falta de reflejos tenga relación con el aire viejuno que no clásico del chiringuito de Sitges. Su pasado centenario queda eclipsado entre parafernalias del peor chiringuismo playero y la pose impostora de su farsante literario.

Aun con todo, y con el balance de las últimas revelaciones, me pareció un local interesante por su estética marinera centenaria, un pequeño anacronismo del Sitges vibrante y moderno de hoy en día. Y no, no pillamos salmonelosis, todo lo contrario, disfrutamos de lo lindo con una sabrosa ración de boquerones fritos, puro manjar mediterráneo.

jueves, 5 de junio de 2014

El bebé, aire de libertad de un pequeño rebelde

Lo creáis o no, nadie es tan libre, indómito y salvaje que un niño pequeño, no hablemos ya si es un bebé. Como padre a veces me imagino en el típico Rodeo del Lejano Oeste montando un potrillo desbocado ante el reto de domar lo indomable, puro aire de libertad huracanado. Esa es nuestra lucha diaria encauzar los estímulos incontrolados hacia las pautas cotidianas.

"Mi hijo no me hace caso". Este es uno de los lamentos más recurrentes de cualquier padre. Al menos la realidad tiene dos caras y si bien su libertad es innegociable su dependencia acaba de inclinar la balanza hacia los adultos. Por si fuera poco tenemos un As en la manga definitivo, la admiración que te profesan es tal que son capaces de olvidar tu papel de aguafiestas perpetuo que irrumpes encendiendo la luz y diciendo, 'se acabo la juerga, tienes que comer, irte a la cama, recoger, no pegar, dejar de tirar las cosas al suelo...'

bebé corriendo






También es inevitable, en algún momento te puede entrar la vena romántica y admirar su hambre de libertad, a mi me pasa. La envidia sana se dispara ante su carácter resuelto, el de un tipo pequeño que se hace grande cuando se toma el mundo por montera. ¡Es una auténtico explorador!. Le ves con esa sonrisa pícara, que te dice con la mirada no te hago ni caso, haré lo que me dé la gana y me iré al lado contrario del que me dices. Me fugaré y nada podrá pararme, atrápame si puedes.

Y me parto de risa (de forma anónima y sin reconocerlo a ningún otro adulto, para no parecer un irresponsable sin remedio). Por un segundo te rindes a sus pies, 'Olé, Olé y Olé, que huevitos tiene mi niño, pero que digo huevitos, huevazos! (así de literal, con la testosterona paterna desbocada) ojalá tuviera sus narices con mi jefe o con mi vecino pedorro'.

El idilio se acaba cuando le ves lanzado cómo una flecha hacía una carretera tomada por coches frenéticos. Adiós a la admiración y a la envidia, toca ponerse una vez más el mono de trabajo y marcarse un sprint. Vuelve el cowboy para atrapar al potrillo.

miércoles, 30 de abril de 2014

Un tesoro de ternura

Una sonrisa, una sola sonrisa grande y cálida basta para iluminarnos el corazón con la certeza de que ha válido la pena, de que el cariño de un hijo es insuperable, de que la ternura es el motor del mundo real de las emociones. Esos diablos bajitos nos vuelven locos, nos quitan el sueño, nos inundan de tareas y responsabilidad, nos impiden la fiesta, a veces no nos dejan trabajar y hasta nos provocan achaques prematuros de vejez incipiente como la lumbalgia. Pero todos los inconvenientes los recompensan con creces, con una sonrisa grande y cálida.
Un niño es un chorro de cariño incondicional, un auténtico oasis en el desierto de emoción que nos asola estos días. Ahora, cuando las personas quedamos reducidos a un número impersonal sacrificable a la sagrada estadística de la rentabilidad, un hijo nos devuelve el calor humano. La indiferencia estalla en pedazos, tenemos el privilegio de ser el centro del universo para esta pequeña personita, ignorante en las cosas de dinero y sabia en las de corazón.

Tenemos al alcance de la mano un tesoro de ternura y no podemos desaprovecharlo. El tiempo pasa volando y desgraciadamente el mundo es un congelador enorme de corazones. Según pasa el tiempo la distancia entre las personas se agranda entre los intereses personales y los obstáculos diarios, el estrés y todas las tareas para ya, que no pueden esperar,aunque no tengan la menor importancia.
Disfruta de cada instante como si fuera el último, juega con tu hijo y descubrirás a un camarada incondicional. Deja el periódico, el móvil, el ordenador, la tablet y baja la vista para descubrirle. Acaríciale, estruja a este osito viviente que se acurruca a tu lado. Con el paso del tiempo descubrirás que la ternura no es eterna y que lo que te perdistes no volverá. Y que lo que sembrastes, las píldoras del cariño, son una conexión indestructible con el corazón de tu hijo.

lunes, 6 de enero de 2014

Los padres son los Reyes Magos

La magia de los Reyes Magos se acercaba en el calendario cuando de pronto estalló la temida bomba que todos tememos: Los padres son los Reyes. Mi hijo mayor me lo soltaba a quemarropa tan sorprendente como inesperado. La identidad secreta de los soberanos de Oriente quedaba al descubierto, mi faceta de repartidor de ilusiones desmontada. Llegado a este punto tocaba activar el plan de emergencia, ¿reconocer la realidad?, jamás!!
El espíritu de la Navidad se gana con ilusión, pero también con decisión. Al final acabará por imponerse la realidad sin alma que desnuda poco a poco el encanto de la infancia. Ese proceso reducirá la Navidad a un maratón consumista aderezado por comilonas infinitas y villancicos acartonados. ¿Es eso lo que queremos para nuestros niños?, no a los 7 años. Había que neutralizar la amenaza con toda contundencia que fuera posible. ¿Cómo que los reyes somos los padres, me has visto con pinta de rey del desierto con barbas hasta el ombligo?.

Como suele ser habitual, la crisis de fe llegó con una niña mayor que conocía la realidad y tenía que propagarla para hacerse la interesante, la típica tentación de popularidad en la etapa preadolescente.
"Me ha contado la hermana mayor de Jon que los Reyes no existen y que son los padres. Y que tampoco existe el Ratoncito Pérez".
En ese momento os recomiendo sangre fría y muchas voluntad para salir del callejón de las dudas infantiles.
-"¿Ah, sí? y cómo llegan los regalos en mitad de la noche?", pregunté.
-"Los has traído tú", contesta racionalmente.
Contraataco desde el sentido común. ¿No es una escena absurda llegar a hurtadillas a tu propia casa en mitad de la noche con regalos?:
-"Claro, no tengo otra cosa qué hacer"
Y remato: "Y que pasa con la bandeja de queso que le dejamos al ratoncito y que estaba vacía".
Mi hijo seguía sin dejar su brazo a torcer.
-"Te lo has comido tú".
Nueva dosis de realismo bien empleada:
-"Seguro, me voy a colar para comer sin hambre el queso a escondidas para que no me descubras".
Y ya remato con un ataque frontal a la delatora de los Reyes Magos:
-¿Sabes lo que pasa?, que a la hermana de tu amigo no le traen regalos porque no cree en los reyes". Mensaje más que subliminal: NO LE TRAEN REGALOS.
Bueno, no sé si llegué a ser realmente convincente, pero creo que superé la primera amenaza real.
Salvamos los muebles y hoy quedan pocas horas para que vuelva a revivir la magia real.
Dios salve al rey!. Disfrutar los Reyes y ser buenos!