jueves, 28 de noviembre de 2013

Aviones de papel, arte en el aire

El misterio de los genes no deja de sorprenderme. Resulta que el mayor manazas de la faz de la tierra, o sea, yo, ha traído al mundo a un artista de las manualidades capaz de crear delicados artilugios volantes, pura poesía aérea. Cuando veo esos aviones de papel me ocurre dos cosas, primero me admiro de la destreza de mi hijo para después celebrar que no haya salido a padre.
La flotilla aérea que ha creado me sirve para sacar pecho y lucir un poco de orgullo paterno. Siento decepcionaros si esperabais una especie de tutorial de manualidades. Si os doy consejos vuestros aviones irán a pique más rápido que la flota de Díaz Ferrán. No es de extrañar que de niño dejará estas labores a mi primo Cosme, otro manitas de la familia.
Pero al menos os puedo ofrecer una galería llena de talento y belleza. Y os aseguro de que además de ser bonitos vuelan. Los aviones han sido decorados con acuarela y tienen un tono rojizo que me encanta. Disfrutar de los prototipos.
Nota: Os imagináis que estos prototipos sean el comienzo de un próximo ingeniero.

avión de papel




viernes, 8 de noviembre de 2013

Visita plena de emoción: Llega el Ratoncito Pérez

Uno de los momentos más especiales de la infancia tuvo lugar esta semana con la visita del entrañable Ratoncito Pérez que llegó por partida doble. El imaginario infantil volvió a obrar el milagro y convirtió un trámite del desarrollo físico, la caída de un diente de leche, en un momento inolvidable para toda la vida.
El momento no podía ser más paradójico fruto del cruce de caminos generacional que se ha convertido esta familia con una pareja de hermanos mayores de la que se descuelga el bebé a 4 y 6 años de diferencia. Llevábamos meses de dientes pequeños y puntiagudos que salían de la boca del pequeño cuando en estas apareció el primer amago de alerta general.
“Se me mueve el diente”, dijo la mediana de 5. A los pocos días el hermano mayor, de 7, se unió a la fiesta. “A mí también, a mí también”, celebraba. (¿Os he dicho que sus fechas de cumpleaños tienen una semana de diferencia?, como si se siguieran los pasos). Cuando era un bebé nos hacía gracia el mayor porque sus dientes tardaban en salir y no dejaban que diera rienda suelta a su legendario apetito. El pequeño sigue sus pasos con la ventaja de una incipiente dentadura que le permite devorar todo lo que le llega.
La leyenda del ratoncito Pérez permite recuperar la celebración de los primeros dientes que nunca se lleva a cabo por la inconsciencia de los bebés. A nosotros nos permitió realizar un simulacro de las Navidades con dos meses de anticipación, tocaba desempolvar y reproducir esa misma tradición que vivimos de niños chicos y que todavía recordamos.
Foto de Aitor Calero

Se repetía el subidón de emociones, el sueño intenso hasta la llegada de el gran día; y la entrada a hurtadillas en el dormitorio en plena noche cerrada. Y por supuesto, nada mejor que el entusiasmo para cumplir con el ceremonial. Había que mantener el diente a buen resguardo, bajo la almohada, para que fuera encontrado por el mágico ratón.
Indispensable, nada de despertarse, si se le sorprende en plena noche se escapa con el premio. Os suena? El amanecer sorprendió a los niños con algunos rastros del paso del roedor, el platito de queso vacío, y lo más importante, unas monedas de recompensa y una carta personal de felicitación.
La leyenda del Ratoncito Pérez es uno de esos pasajes a la fantasía que regala la infancia. Para los padres supone el privilegio de revivir la experiencia desde el otro lado de la barrera. Curiosamente, esta bonita tradición que forma parte del imaginario colectivo infantil nació en el mismo corazón de la corte española a finales de Siglo XIX.
La realeza encargaba al escritor Luis Coloma un cuento para el príncipe, el futuro rey Alfonso XIII, porque a los 8 años se le había caído un diente. Este origen le ha valido para tener un homenaje del Ayuntamiento de Madrid, que colocó una placa física en el domicilio del cuento, en la calle del Arenal número 8.

miércoles, 30 de octubre de 2013

Con los bebés no hay cambios de horarios que valgan

Dicen que los relojes atómicos son los más precisos de la humanidad, pero eso ocurre porque no se conoce el impresionante reloj biológico de los bebés. Esta semana entrábamos en el horario de invierno, el apaño anual contra la naturaleza para ahorrar luz, pero con los pequeños no hay cambio que valga. A ver quien es el majo que les dice a ellos, maestros de los ciclos vitales, la hora que es.
Los bebés te dan muchas cosas, como su contagioso entusiasmo por la vida, pero también te quitan otras. El pasado domingo teníamos uno de esos pequeños placeres que todavía no ha recortado el Gobierno, el horario de invierno que retrasa el reloj una hora. Vale, el calendario se cobra el préstamo medio año más tarde y nos ajusta cuentas horarias, pero quien no va a disfrutar de esa horita extra de tiempo libre batalleando por ahí o tranquilito en la cama.
Bueno amigos, qué envidia me dáis!. Aquí mi querido bebé me recuerda cada día que eso de la hora es todo un chanchullo. Así que nos tiene por decreto vital en el horario antiguo, lo que supone un paso atrás. A sus 13 meses volvemos a la madrugá, al despertador vocal que te anuncia su hambre o su necesidad de quitarse ese pañal más tóxico que un residuo nuclear. Así que aquí estoy, somnoliento y desorientado que ya no sé ni en que reloj vivo.

Si sois padres, y si no, ya os lo aviso, ya habréis podido comprobar que los bebés no negocian con el reloj. Podéis cambiarle la ropa, sustituirle el osito, hasta darle el cambiazo con el chupete, pero el hambre y el sueño están marcados a sangre y fuego. Pese a quien le pese (esos somos nosotros).
El mayor dictador del tiempo es la personita más pequeña del mundo. Olvídate de la suegra maniática o de la abuela de hábitos de hierro, el bebé es el auténtico señor del tiempo. La primera consecuencia para los padres es que se acabo la improvisación. La hora de comer es la HORA de comer y la hora de dormir es la HORA de dormir, y si no lo lamentaremos. 
Todavía me acuerdo del paseo que traspasó temerariamente los husos horarios. Usaint Bolt todavía está dando las gracias de que no cronometaran mi vuelta a casa así pudo salvar su record. Yo todavía estoy agradeciendo que no hubiera ningún policía porque me hubiera detenido fijo por exceso de velocidad peatonal o por presunto maltrato infantil (es que teníais que ver como berreaba el bendito, que parecía tener amplificadores en stereo).

Consejos

Era mi primer hijo y pagué la novatada. Esa y otras experiencias me enseñaron que hay que programar cada salida con un horario claro de salida y llegada adaptada a las comidas y al sueño. Si la salida se prolonga lo suficiente como para mantenernos fuera de casa tenemos que anticipar los horarios del bebé.
El primer paso es llevar todo lo necesario, que incluye termos de comida (para mantener el calor), toallitas y media docena de pañales (nunca sabes cuando puede sobrevenir un ataque de diarrea). Y tener a mano ropa de recambio porque por mucho babero y macrobabero que puedas usar la capacidad de ensuciarse de un bebé es legendaria.
No todo es malo. Seguro que te vas a organizar mejor, no queda otra.
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jueves, 10 de octubre de 2013

Manual de supervivencia, cómo sobrevivir al primer año del bebe

Has superado el primer año de vida de tu bebé, ¡enhorabuena!, eres un superviviente. Nadie dijo que era fácil, es más, nadie te contó ni siquiera cómo iba a ser. Junto a la madre has hecho de Juan Palomo, tú te lo has comido y te lo has guisado agarrándote a las curvas cerradas de las circunstancias. El hijo vino como todos, sin instrucciones, pero en este tiempo has desarrollado insconcientemente el manual de supervivencia del padre moderno, flexibilidad, paciencia y templanza.
Estas actitudes te hacen pasar por un pensador de la antiguedad en versión moderna, pero ya habrás podido comprobar que ninguna virtud es poca para superar la profunda transformación que has experimentado. ‘Mi vida va a cambiar’. Es una expresión que se repite tanto que parece un mantra. Para empezar, no sabes hasta qué punto se te va a complicar el día a día. Un bebé necesita todo tu apoyo para seguir adelante. Su total dependencia va a ocupar tu tiempo libre, tu descanso y tu sueño.
No nos pongamos trascendentales. Parafraseando a Einstein, la vida ni se crea ni se destruye, se transforma. Has cambiado de registro y la realidad se ve con otros ojos. Lógico, la experiencia es tan intensa que tienes que ajustar tu ritmo. En el paritorio te lo dan y te dicen, ‘disfrútalo, qué bonito!'. Qué bonito, sí, pero qué hago con esto, cómo lo hago. Socorro!.
Te pasas media vida estudiando entre el colegio y la universidad pero nadie dispone ni de un minuto para explicarte a poner un pañal, quitarle los aires, darle de comer. La vida es la mejor escuela y tu curso express para padres va como un bólido. Aquí te doy mis pautas para suavizarte el aterrizaje.

Foto BenEarwicker


La flexibilidad al poder. Mi primer consejo es que desistas a la ilusión del control, a lo sumo podrás llegar a un caos razonable. La organización ayuda, pero no es infalible. El niño es el paradigma de la Ley de Murphy del desorden. Efectivamente, estás a punto de salir de casa y se hace cacas, o se pega el castañazo o tarda el doble en comer, o no hace la siesta, o sale corriendo, se esconde, se agarra una rabieta…..Cualquier cosa puede pasar y no puedes controlarlo.
Una solución es que programes cualquier actividad familiar con un colchón de tiempo porque es probable que tardes más de lo previsto. Echale imaginación, improvisa una salida a cada contratiempo.

Paciencia, adáptate al carácter de tu hijo. Los pequeños viven en su propio mundo con un ritmo ajeno a la vida de los mayores. La sabiduría popular te pone sobre la pista, 'vísteme despacio que tengo prisa'. Ante un retraso si quieres recuperar tiempo optando por la brusquedad y la impaciencia puedes despertar a la bestia que se esconde bajo el angelical aspecto de tu hijo. Piénsatelo dos veces, una rabieta puede desmontar cualquier actividad.

El orden es la tabla de salvación. A pesar del carácter caótico del bebé no todo esta perdido. El propio niño nos da una rendija para el control con su previsibilidad. Es cierto que los pequeños se mueven por estímulos, pero en cuanto conozcas a tu hijo (cuestión de semanas) sabrás completamente sus impulsos. También saldrá al rescate los propios hábitos del bebé, con horarios pautados con precisión milimétrica. Anticiparte a las situaciones de riesgo, por ejemplo evitar un kiosko atiborrado de chuches a la hora de la comida, es el mejor remedio anticrisis.

jueves, 26 de septiembre de 2013

El bebé explorador, el mayor aventurero del mundo

Un mundo desconocido aguarda y no hay tiempo que esperar. El bebé se lanza al descubrimiento de la vida con una intensidad inusitada que no volverá a recuperar en el resto de su existencia. No hay distinciones, el espíritu del explorador habita en cada uno de estos diminutos cuerpos ajeno a las debilidades de carácter que aguardan por venir. Los miedos, la apatía o la vagancia todavía son incapaces de hacer sucumbir al indómito aventurero.

Algo extraordinario sucede ante nuestros ojos, un suceso que nunca más volverá a repetirse. La conjunción de Marco Polo y Da Vinci toma cuerpo en la figura de nuestro pequeño hijo. Superada la barrera de los cuatro meses sus sentidos se afinan para descubrir la esencia de cada brisa de realidad.

De alguna manera, su despertar a la vida se refuerza por su asalto al mundo que les rodea. En el nacimiento, nada más salir del vientre de la madre un universo de sensaciones les desbordan, luces, sonidos, colores, sabores. La novedad es la norma de cada día, la idea de que siempre hay algo por conocer es más real que nunca. 

Y los bebés cogen el envite no sólo dispuestos a conocer el mundo si no a controlarlo. Lo que más me llama la atención es su falta de miedo, lo que les concede un arrojo impresionante. Cuántas veces os habrá pasado que vuestro bebé se lanza literalmente al vacío. 

Esta inconsciencia se supera con la edad (aunque siempre quedan supervivientes de la imprudencia peinando canas) aunque el peligro se mantiene durante varios años. Por eso ocurre que las carreteras, más con un balón extraviado de por medio, son un riesgo incontrolable para desesperación de padres.


Hay que reconocer que los bebés ponen cuerpo y alma por descubrir el mundo exterior. Como padre me enternece la forma en la que mi hijo me abarca físicamente. Toma con sus pequeñas manitas mi cara y de forma imprevista pasa de las caricias a los pellizcos tratando de agarrar la nariz o mis labios (al menos me libro de los tirones de pelo porque no lo tengo lo suficientemente largo para que lo alcance). 

El punto final, a modo de un particular certificado, es cuando se abalanza con su boca húmeda abierta hasta el infinito para explorar mi contorno. La curiosidad se extiende a los objetos que le rodean lo cual hace que su integridad corra serio peligro. Resulta sorprendente la velocidad con la que extienden sus brazos y alcanzan todo lo que le rodean. ¡Cuidado vasos!

El espacio es una de sus conquistas favoritas. Es fácil entenderles, hasta la mitad del primer año son rehenes de sillas, cunas y brazos de adulto. ¿Os imagináis?. Empiezan por incorporarse, darse la vuelta y probablemente caerse de la cama. Lo sabréis casi al instante por un golpe seco rematado por un llanto.

En los próximos meses su afán aventurero se materializará en un movimiento cada vez más seguro primero a ras de tierra con el gateo hasta ganar altura en sus primero pasos. Ahí es cuando empiezas a estar perdido, ¡el mundo queda ya al alcance de su mano!.

lunes, 16 de septiembre de 2013

La adaptación o la vuelta al cole de los problemas

La adaptación escolar iguala a padres e hijos en la vuelta al cole, todos acaban desesperados. No hay diferencias, los bebés rompen en llanto y los mayores casi que también. Los pequeños, desolados, se sienten solos y desamparados; los mayores se sienten pequeños sin autonomía y lamentan no poder recobrar su ritmo de vida habitual. 

La larga travesía de las vacaciones escolares parece no tener fin. Un verano completo, tres largos meses, demuestran las habilidades equilibristas de los padres, sabido de la inflexibilidad de un sistema educativo que destierra la conciliación laboral. Entonces asoma septiembre y la normalidad se retoma gradualmente como píldoras.

La adaptación está diseñada para facilitar la transición escolar de los bebés, una experiencia potencialmente traumática. Los pequeños pasan del repentinamente entorno familiar, cercano y protegido, a un espacio extraño lleno de niños desconocidos en el que faltan las figuras de sus padres. Los centros allanan este proceso con una entrada gradual, muy progresiva, en el que participan los propios padres al principio. Media hora, una hora, dos horas hasta llegar poco a poco al horario habitual.

El problema es que las escuelas alargan este proceso hasta incluso 3 semanas, ¡tres semanas!. En el ambiente sobrevuela la sospecha de que los que realmente aprovechan la adaptación son los profesores. Y digo yo, ¿no necesitamos los padres un periodo de adaptación cuando pasamos de 0 a 100, del cielo al infierno, del chiringuito a la oficina?.

Niños en una escuela de suramérica.


En la adaptación el caos es el compañero de viaje de los padres y madres. Por eso, necesitas preparar este periodo con antelación marcando el calendario en rojo con una clara advertencia: Atención peligro, retención de tiempo!

Para la adaptación no hay alternativas: O te coges vacaciones o consigues un sustituto para acompañar el bebé, como los eternos abuelos, para el que tenga la suerte de poder disponer de ellos. Otra recomendación es que respires hondo, te hagas monje budista y alcances el Nirvana de la paz interior. No te queda otra. Y ya que no puedes con tu enemigo unete a él y disfruta de unos días libres a destiempo.

Consejos para ayudar a tu hijo

Al menos, ya que la sobreadaptación es irremediable, puedes ayudar a tu bebé. El primer paso es suavizar el proceso normalizándolo. Es decir, te toca hacer de adulto y no ponerte a la altura del hijo. El puede llorar, pero no aportes tu más paños de lágrima. Tu papel es aportar serenidad y guardarte el nerviosismo porque se contagia al bebé. Lo mejor un beso de despedida como el de cualquier otro día y a esperar a que la adaptación vaya cuajando poco a poco. De todas formas, le verás en a penas media hora.

lunes, 19 de agosto de 2013

La magia de las vacaciones de verano en la bahía de Arcachon

La infancia es el territorio de la aventura, donde la magia de lo imprevisible surge en el momento menos pensado con descubrimientos inolvidables, como las vacaciones de toda una vida de este verano en la espectacular bahía francesa de Arcachón. Las retinas de los niños se alumbraron ante el entusiasmo de contemplar dos mares antagónicos, el pequeño chico, que se encogía y expandía como un acordeón hechizado, y el imponente Atlántico con su poderoso oleaje. Tal vez áun no eran conscientes, pero el insólito lugar era lo más parecido al País de nunca jamás de Peter Pan.
Arcachon seduce al visitante con una naturaleza exuberante que concentra playas, dunas y bosques. Su mar interior, en  el que una porción del Atlántico queda atrapado por un cordón arenoso, es el corazón de este paraíso. La fuerza de las mareas produce un efecto sorprendente hasta hacer desaparecer el mar por momentos dejando una estampa fantasmagórica de barcos naufragados en el fondo marino en espera de la pleamar. El fenómeno recuerda al Monte Saint-Michel de la Normandia gala, el único en el mundo que se convierte en isla con la venida de las aguas. La bahía de Arcachon reduce su tamaño en cuatro veces hasta quedarse en 40 kilómetros cuadrados en marea baja.

La ostricultura, una actividad artesanal desarrollada en la zona desde hace siglos, acaba por rematar este halo de leyenda. Las costas de Arcachon se pueblan de pequeños puertos de pescadores con el genuino encanto de sus tradicionales casas de madera. Las antigua cabañas que en el pasado sirvieron de base de operaciones de los ostricultores en los bancos de arena de la bahía son el pequeño tesoro que disparan la imaginación infantil.
Nosotros tuvimos la suerte de desembarcar en una de estos islas gracias a la hospitalidad de nuestros encantadores amigos franceses. Llegamos al pequeño asentamiento con nuestra tropa de niños dispuestos a revivir las aventuras de los piratas, una tarea francamente sencilla. El paisaje alimentaba el misterio con la magia de su soledad rota por las tímidas olas de la bahía. La isla era el lugar ideal para perderse a voluntad con sus senderos naturales flanqueados por matorrales costeros.

A los mayores nos esperaban los placeres de la cocina con una degustación de las finas ostras del lugar aderezado por un buen vino (llamarme loco, pero yo me resisto a comerlas porque no puedo evitar el desagrado de su pulposo aspecto).
Han pasado varias semanas, pero todavía me acuerdo el lamento de mis hijos, dispuestos a quedarse a vivir en la bella Arcachon. Arrebatos infantiles, sin duda, pero algo de mí también quedó en aquellas marismas verdes. En el recuerdo el aroma a mar y marisco de una bahía de la que surgen infinidad de estacas en las que se desarrollan las ostras. Aunque hemos vuelto, el regreso queda cada vez más cerca!

martes, 30 de julio de 2013

Llámale como el Príncipe George (si no sabes un nombre para tu bebé)

Si no sabes cómo llamar a tu bebé llámale como el príncipe George. Será fácil, cómodo y rápido como rellenar una encuesta por Internet. Tu hijo no tendrá un nombre muy personalizado, pero gozará de una porción del aroma Windsor, muy apreciado para los amantes de la monarquía, las celebrities o incluso el pijerío sin más. Antes de echarte atrás, piensa en la cantidad de horas de discusión que te habrás librado.

miércoles, 10 de julio de 2013

Cómo hablar con un bebé

Se tiene la percepción extendida de que los bebés no hablan, pero cualquier padre sabe que hasta los recién nacidos comunican por los codos. El llanto es el lenguaje exclusivo de los pequeños con el mundo exterior aunque su capacidad de expresión es tal que les permite abarcar todos los matices posibles. Sin embargo, sin ser arameo, este código requiere de unas nociones básicas para que los padres puedan entenderlo. La primera de ellas y la principal: el conocimiento de la vida del bebé. La comunicación con los recién nacidos es uno de los grandes misterios para los padres primerizos hasta el punto de colocarles al borde de la desesperación. Pocas cosas provocan más desgaste e impotencia que un bebé atronando incesantemente con esa catarata de lloros que parecen incontenibles. En ese momento te sientes como un náufrago en pleno temporal cuando olas como montañas estallan en tu cabeza.
Afortunadamente, aunque parezca sorprendente en pleno ataque de lloros, los llantos también tienen un final. Para el novato principiante de padre el suceso refleja crudamente las dificultades de la nueva faceta donde no hay transición posible y para la que nadie te ha preparado. Las circunstancias te obligan a desarrollar un sexto sentido a toda velocidad y te introducen de lleno en la paternidad. ¿Alguien dijo que era fácil?
Superado ese momento de angustia, de pánico diría, las pautas del desarrollo del pequeño salen al rescate del progenitor. Básicamente, el llanto es la voz de alarma del bebé empujado por su instinto de supervivencia. Los padres son atropellados por ese mecanismo de autodefensa que se activa ante cualquier mala sensación del bebé. Sin embargo, la reducida vivencia del bebé reducen los motivos de la crisis.

Las causas del malestar del pequeño se limitan al hambre, al sueño y por supuesto, al propio dolor. Afortunadamente, la naturaleza del bebé parece haber sido desarrollada por un ingeniero suizo. Los hábitos de sueño y de alimentación están pautados al milímetro en el tiempo. Por eso, la hora es un gran indicador de las necesidades del bebé.
En este caso, el llanto funciona como una alarma horaria, como ocurre en el caso de la comida o el sueño. Los dolores también suelen estar relacionados con problemas para conciliar el sueño o de digestión. No hay que olvidar que el cuerpo del bebé está en rodaje en este mundo y estrena un nuevo modo de vida tras su estancia de nueve meses en la reconfortante oscuridad del útero. También él tiene que adaptarse a este descubrimiento de la vida exterior en un mundo extraño que le obliga a alimentarse fuera del cordón umbilical y a descubrir los sonidos y las luces con una intensidad desconocidas hasta entonces.
El conocimiento de los hábitos y de los pequeños trastornos del bebé te darán la tranquilidad y confianza para superar el trance. En muchas ocasiones no podrás evitar el llanto incontrolado, pero sabes su origen y su desenlace más probable, el pequeño durmiendo nuevamente. La complicidad es otra de tus nuevas armas que te permiten transmitir tranquilidad al bebé para facilitar su sueño. Una canción de cuna, ya sea de cosecha propia o de las de toda la vida, carantoñas, y paseos ayudan a superar la situación.

miércoles, 3 de julio de 2013

El bautismo o la boda de los bebés

Para muchas mujeres, y bastantes hombres también, el día de la boda forma parte de uno de los momentos más memorables de la vida (siempre que no se empañe con los sinsabores de la separación). Sí, el imaginario colectivo señala a este rito como paradigma de la felicidad exultante. Ocurre que la amnesia de nuestros primeras andanzas en este mundo de simbolismos nos impide recordar nuestro episodio de mayor protagonismo quitando el nacimiento: El bautismo.
De alguna forma el bautismo es una especie de boda para bebés en el que los pequeños son el indiscutible centro de atención (salvo por el inevitable familiar empeñado con cumplir con el manual del egocentrista que llama a arrasar con todo para usurpar el protagonismo ya sea por encima de la novia o del bautizado).
Llega el momento del bebé a destiempo, como todo en esa época, porque la criatura permanece demasiado absorbida por sus propias necesidades básicas. El pequeñajo se viste de blanco como la novia, pero no tiene que compartir protagonismo. Todas las miradas se dirigen a él y si es varón no quedará relegado por el magnetismo de la chica al penetrar el altar.
De blanco impoluto, el pequeño permanece ajeno a este ceremonial y tampoco extraña su ropa habitual mucho más mundana, tal es su capacidad de abstracción. Es más, vive el momento con ese toque de irreverencia que lleva la inconsciencia para desesperación de sacerdotes que eleva el instante a una transcendentalidad infinita.
Yo, que me ajusto a la ceremonia por cuestiones de forma más que de fondo y que no puedo evitar un bostezo mental con cada sermón eclesiástico, me divierto de forma furtiva por la impotencia del religioso cuando el bebé impone sus pequeños bemoles con lloros, gritos o lo que le surja sobre la marcha.
De alguna forma, esta inconsciencia puede resultar una bendición para un pequeño manejado por un ejército de mayores. Hay cosas que es mejor no recordar, como cuando te sujetaban del pañal y ya de mayor descubres la instantánea y piensas indignado pero de dónde me agarra el jodido este. Ese tipo de cosas ocurren también en el bautizo, cómo el llevar ese vestido unisex de diseño de damisela que de adulto te convertiría automáticamente en una DragQueen celestial. O en una mini papa en una noche de carnaval con tanta blancura cegadora. Pero no es algo que se pueda negociar, el vestido se transmite de generación y su descarte provocaría en la familia terremotos y tsunamis, por lo menos.
Para el bebé es un día más. De hecho, es un día peor porque probablemente se sienta más incómodo por esos ropajes caballerescos o por no poder darse el paseo que necesita para su cabezadita porque hay un señor de negro que no para de hablar y ‘mis padres no paran de escucharle’.
La experiencia acaba en el convite y el bebé ya puede disfrutar de una relajación general. Se oyen risas y voces de mi familia más cercana y ya nadie me manda callar si protesto con un llanto. Otra vez el carrito me mece con el ir y venir y sueño con un mundo feliz porque desconozco las amenazas de este mundo. Por desconocer desconozco lo que ha pasado y cuál es el sentido de asarme en tantos ropajes a lo repollo que les ha dado por ponerme.
El destino probablemente preserve al bebé ese pequeño momento de gloria social superando la juventud si quiere formalizar ese sentar la cabeza. Pero eso ya son aventuras de mayores.

miércoles, 5 de junio de 2013

La leyenda del mítico San Mamés desde los ojos de un niño

Se apaga la llama del mítico campo de San Mamés y los recuerdos imborrables se abren paso en los ojos emocionados de un niño. Durante mi infancia este estadio del Athletic de Bilbao forma parte de la leyenda y se aparece en la excitante nebulosa de un sueño hecho realidad. La gloria aguarda en ese verde intenso que brilla como un trozo de cielo en medio de un graderío atronador. San Mamés, la catedral, pone hoy fin a 100 años de brillante historia y se prepara para el derribo de mañana, pero la vivencia del niño perdurará para siempre en el recuerdo de adulto.
El campo de fútbol forma parte del santuario infantil, el paraíso de nunca jamás, un territorio de magia y aventura. Su presencia se sitúa a la misma altura de los mitos de la niñez junto a los protagonistas de la Navidad, Reyes orientales y Papá Noeles, los todopoderosos superhéroes o los tenebrosos personajes de vampiros y zombis. La emoción te sacude en una corriente de euforia donde todo es posible. No hay espacio para el fracaso, no hay temor por lo que aguarda el porvenir.
El fútbol es parte de las certezas de la etapa infantil donde la justicia universal funciona. Tan sencillo como que los buenos ganan y los malos pierden. Y en el campo los buenos visten de rojiblanco y se hacen llamar leones. La realidad se difumina por el encantamiento de la edad.
Ni siquiera Messi es mejor de los nuestros. Tampoco Casillas podrá con Iraizoz hasta que la edad nos quite la venda de los ojos. Para entonces habremos vivido los primeros sinsabores de la madurez, los golpes de realismo que desnudan a los Reyes Magos, que no existen más que como reclamo de centros comerciales.
Yo tuve la suerte de niño de vivir años de vino y rosas que hicieron posible que la fantasía de la niñez no tuviera que maquillar la realidad. Eran tiempos en los que el genio de Maradona hincaba la rodilla en el fiero San Mamés, y los grandes temían la visita por la intensidad de la cita. La gabarra surcaba la ría en celebración de campeonatos que se alejaban de Madrid y Barcelona.
La épica estaba del lado del Athletic apoyado por la fuerza de la historia cimentada en la singularidad de su origen local en un deporte de expatriados. El sentimiento de pertenencia creaba un vínculo irrompible entre la grada y los jugadores que hacía del campo un fortín. Todavía se recuerda a esos jugadores de raza que se imponían a las estrellas, los Goikoetxea, Zubizarreta, Dani, Argote De Andrés.....
San Mamés, niño

Esta misma historia la he revivido en los ojos de mi hijo cerrando el círculo de una ilusión que se transmite de generación en generación. Aunque de forma más efímera, también ha podido disfrutar de la gloria de un Athletic de leyenda capaz de imponer su ley sobre los grandes señores del fútbol europeo como todo un Manchester United desbordado.
La fiebre rojiblanca se desató en toda Bizkaia y como a principios de los 80 las banderas ondeaban en las casas de la gente y los niños acudían a clase con la camiseta del equipo. Algún día nos acordaremos del gran Marcelo Bielsa, el loco clarividente que nos ha devuelto el orgullo y la fe.
Mi hijo llegaba a su asiento hechizado por el ritual del fútbol, la oleada de banderas y el clamor de la grada. A falta de conocimiento del juego, era el aroma de las grandes ocasiones lo que le llenaba. Me río a veces de su desorientación en el momento de percibir el sentido del juego. Lo que no cambiaba es la satisfacción por la victoria, el orgullo de sentirse los mejores.
La historia de San Mamés acaba por reencarnarse en el poder de la camiseta. El mítico estadio será derrumbado mañana tras el homenaje final de hoy. A su lado, a penas separado por una estrecha calle, se levanta va tomando cuerpo su sustituto, San Mamés Berria, insultantemente moderno. La estampa del viejo campo se pierde, incluyendo su característico arco, todo un símbolo del Bilbao de siempre. Las tardes de gloria volverán en formato 2.0, la garra del león resurgirá en medio de la emoción de grandes y pequeños. Nada será igual, todo volverá a ser como siempre. Grande San Mamés!

lunes, 20 de mayo de 2013

Momentos mágicos en #PuenteDeEmociones

#PuenteDeEmociones nos trasladó a otra dimensión, a la aventura en el lugar más imprevisible, en el momento más imprevisto. El imponente Puente Colgante se soltó la melena el pasado día 12 y se dejó atrapar por la adrenalina con el despliegue de una tirolina que aterrizaba en pleno paseo de la desembocadura de la ría de Bilbao, en el lado de Las Arenas. Además, nos descubrió los secretos de su estructura de hierro que hace posible que cientos de miles de viajeros crucen la ría a lo largo del año. Aquí va un pequeño resumen fotográfico para que los que fuisteis reviváis este recuerdo mágico. Para los que no tuvieron esa suerte os puede servir para conocer un monumento mundial que de verdad merece la pena. Os lo aseguro.
El álbum de fotos llega un poco tarde. Al más puro estilo de la ley de Murphy lo que puede salir mal salió mal. Me refiero a que mi ordenador está en el taller con todas las fotografías y vídeos, incluyendo la mía antes de descender, porque antes de hablar hay que saber ;-). Gracias al gran Mikel Agirregabiria puedo haceros revivir el momento que es lo que importa. Aquí os dejo unas imágenes, que las disfrutéis.




jueves, 2 de mayo de 2013

Puente de emociones, una experiencia inolvidable en el Puente Bizkaia


#PuenteDeEmociones es el pasaporte a la esencia del viaje que te atrapa y te seduce con la sorpresa de una experiencia inolvidableel primer Social Travel de la ría Bilbao. El Puente Bizkaia será el escenario este domingo día 12 en Getxo y Portugalete de un encuentro emocionante con la visita gratuita a su armazón de hierro a lo largo de su pasarela. El legendario transbordador reserva a los niños un espacio para la aventura con una tirolina a 9 metros de altura.
Siempre me ha maravillado la capacidad de los niños de descubrir en cada viaje un acontecimiento extraordinario. Donde los mayores vemos ruinas ancestrales o visitas organizadas repletas de sesudas explicaciones ellos encuentran aventura, emoción y sorpresa. Su imaginación les muestra leyendas de piratas, tesoros, dragones y princesas. Viajan con el corazón para sentir cada instante.
#PuenteDeEmociones se propone recuperar ese espíritu mágico y plantea a los participantes descubrir la historia del mayor símbolo del esplendor industrial de la ría. Su aparición culminó varias décadas de avances impresionantes que hicieron de Bilbao uno de los principales centros económicos de España.
El Puente Bizkaia fue un prodigio arquitectónico que permitió superar las barreras naturales de la ría que dificultaban el desarrollo social de las dos grandes poblaciones de su desembocadura, Portugalete y Las Arenas.
La imaginación y la pericia inspiraron a su creador, Alberto Palacio, que construyó en 1893 el primer puente transbordador del mundo para compaginar el tránsito de barcos con el transporte de personas y viajeros en ambas márgenes. Su aparición causó admiración en Europa con encendidos elogios de personalidades como el mismo Eiffel.
Como organizador tengo la satisfacción de invitaros a todos un viaje memorable el 12 de mayo. De anticipo os dejo el vídeo del realizador Anton Uribe, director de Bizkaia todo lo que soy, la campaña turística vizcaina del pasado verano. Siente el #PuenteDeEmociones!.







Lugar: Puente Bizkaia, Las Arenas y Portugalete.
Fecha: Domingo 12 de mayo de 10.00 a 12.45 horas.
Actividades: Puertas abiertas con visita gratuita a la pasarela. Una tirolina para los menores de 15 años.
Nota: Consulta condiciones en la tienda del puente junto a la taquilla.

sábado, 27 de abril de 2013

Los Croods, cuando el padre aparece de villano


Soy masoca, tengo que confesarlo, he visto Los Croods y me ha encantado. ¿Cómo puede ser posible si me han dejado el papel más desagradecido, el de villano? Casi todos los padres nos sentimos identificados con ese mundo que se nos va de las manos y sentimos en carne propia la desorientación de ese falso malvado entrañable, impotente ante el cambio, cada vez más distanciado de una familia que evoluciona lejos de su control.
Los que no hayan visto la película pueden pensar que el argumento gira entorno a la prehistoria en una versión animada adaptada a los niños. Sin embargo, Los Croods retrata un conflicto familiar en toda regla de claros reflejos contemporáneos. El mundo de siempre se desmorona y el padre protector trata de mantener las piezas desmembradas incapaz de reconocer la nueva realidad. En el otro extremo, la hija adolescente se asoma al exterior dispuesta a explorar con pasión un nuevo mundo que se abre.
La evolución es el motor de esta historia nada infantil. El padre se siente cómodo en su zona de confort, la cueva de seguridad, la rutina tranquilizadora que le garantiza una existencia insípida pero sin riesgo. “Esto no es vida”, se queja amargamente la adolescente. Pero el cambio se cuela en sus vidas con la aparición de un joven más avanzado que les descubre posibilidades insospechadas. Es el principio del fin.




Pues esa es nuestra realidad. Por mucho que queramos, los niños están más emancipados que nunca porque el rol del padre ha sufrido un gran desgaste. Está todo en un mismo plano y los niños te replican como si fueras un igual. La influencia de los medios de comunicación hace hijos resabiados que queman etapas de infancia como un Fórmula 1. “No sabes nada de mi vida”, me soltaba el otro día mi hija con menos de 5 años.
Se acabó el padre como epicentro familiar, se acabó el refrán de los huevos. La gestión familiar se ha hecho más compleja y los padres del presente necesitamos incorporar un nuevo arsenal. En la actualidad la situación requiere de resortes psicológicos, de paciencia y de astucia para manejarse. El cariño es el as en la manga para mantener un clima de respeto indispensable que prevenga el deterioro de la relación. No hay fórmula mágica, pero ¿os he contado que la película tiene final feliz?. 

sábado, 20 de abril de 2013

Los cinco mayores peligros que amenazan a los bebés

Los pequeños bebés duermen apacibles y serenos, ignorantes de que el peligro acecha en cada rincón. El mundo de los recién nacidos está plagado de riesgos ante su vulnerabilidad. Sin embargo, no tienen que irse muy lejos para que la sombra de la amenaza se cierna sobre sus diminutas cabezas. El peligro está en los mayores por el descuido y la desatención en las rutinas diarias. Aquí va algunos de los accidentes más habituales.


Lanzamiento en el aire. El gusto de la adrenalina es innato desde la edad más temprana. Así que los pequeños disfrutan con locura cuando el padre (somos los que solemos hacerlo) los lanza por el aire. Normalmente, la madre asiste con espanto a este ritual. Tiene razón, existen demasiados manazas en el mundo. Una copa o un plato pueden caerse al suelo, no es irreversible. En cambio la caída del bebé es un mamporro de serias consecuencias.


Caída de la cama. Los bebés transmiten la imagen de ser un objeto inmóvil. Error!! Cada día que pasa los pequeños van adquiriendo mayor capacidad de movimiento. Esto es algo que comprueban súbitamente los padres (y las madres) cuando oyen un golpe seco que preludia un llanto desconsolado. Efectivamente, tu hijo acaba de caerse de la cama. A partir de ese momento mete al bebé bien en el centro de la cama cada vez que quieras cambiarle o vestirle. Y pon los dos ojos en él, no le pierdas de vista ni un instante.

Carrito fuera de control. El carrito puede ser un auténtico peligro. Los paseos se alargan y los padres llegan a olvidar que los carritos tienen ruedas y cogen velocidades de vértigo. Es soltar el manillar y ver como el bebé se aleja por la pendiente como un rayo. Eso es una típica escena cuando entra el móvil en acción. 
Tenemos tanta dependencia a estos aparatos que no dudamos en atenderlos al instante dejando un lado todo lo que hacemos. Por ejemplo, recibimos un wassup, en el 85% de las ocasiones una chorrada, y parece que el mundo se acaba. Valora mejor al pequeñajo que tienes al lado, no le pierdas de vista y toma medida cuando pares el carrito. Pon el freno y usa la correa de seguridad para anudar a tu muñeca que tiene algunos modelos.
De todas formas sí el Angel de la Guarda existe está claro que hace horas extras en nuestra primera infancia y llega agotado a nuestra madurez para echarnos un capote. Como la realidad supera a la ficción podemos pensar que la escena del carrito de bebé en Los intocables no resulta exagerado. 
Decíamos que a los pequeños les encanta la adrenalina. Aquí vemos al pequeñajo en medio del caos con una sonrisa plena. El carrito inicia su caída libre, pam, pam, pam, según desciende peldaño a peldaño. La madre grita desgarrada por el temor tal como se lee en sus labios: “My baby”. Y Kevin Costner a lo suyo, concentrado en el tiroteo. Todos con los nervios a flor de piel y el bebé risueño como si nada. Si tu hijo sale indemne después de rodar ladera abajo puedes aferrarte a su sonrisa (“pero si no tiene nada, ¡mira qué bien se lo ha pasado!”), pero no te lo recomiendo porque serás tú el que salga mal parado.



La caca no es comestible. Solemos pensar con razón que la adolescencia es un periodo peligroso por su tendencia a experimentar con sustancias nada recomendables. Los bebés no les van a la zaga. Ellos son exploradores natos y todo lo quiere descubrir, su curiosidad es inagotable. La boca es su principal procesador porque descifran la textura de cada objeto. Todo a la boca....y sí, tendrán ganas de probar hasta la caca de perro que se encuentren en el parque. Su espíritu de experimentación lo llevan también a los enchufes (¿qué verán en ese par de agujeros?), o en las canicas, que se tragan cual gominolas.

Sin miedo. Los bebés no tienen conciencia del miedo, lo cuál les hace ser temerarios por naturaleza. No perciben el peligro. Todavía les queda por aprender los misterios de la gravedad y de la dureza del suelo. Aunque te parezca chocante, se lanzan al vacío con una alegría sorprendente. Y da igual que se peguen un buen golpe porque en cuestión de minutos lo olvidan y vuelven a repetir la jugada. Por eso, sujétalos cada vez que estén en un alto. Esta temeridad también se repite con los perros o con los coches. Atención: Un balón, una carretera y un vehículos son los ingredientes para una desgracia casi segura.

Bueno, estos son los peligros más evidentes que yo veo en el día a día del bebé. ¿Se te ocurren otros?